会计考友 发表于 2012-8-17 11:59:20

西语童话阅读:Cincoenunavaina(2)

  Pero la doliente muchachita no se moría; se pasaba todo el santo día resignada y quieta, mientras su madre estaba fuera, a ganar el pan de las dos.
  Llegó la primavera; una ma?ana, temprano aún, cuando la madre se disponía a marcharse a la faena, el sol entró piadoso a la habitación por la ventanuca y se extendió por el suelo, y la ni?a enferma dirigió la mirada al cristal inferior.
  -?Qué es aquello verde que asoma junto al cristal y que mueve el viento?
  La madre se acercó a la ventana y la entreabrió.
  -?Mira! -dijo-, es una planta de guisante que ha brotado aquí con sus hojitas verdes. ?Cómo llegaría a esta rendija? Pues tendrás un jardincito en que recrear los ojos.
  Acercó la camita de la enferma a la ventana, para que la ni?a pudiese contemplar la tierna planta, y la madre se marchó al trabajo.
  -?Madre, creo que me repondré! -exclamó la chiquilla al atardecer-. ?El sol me ha calentado tan bien, hoy! El guisante crece a las mil maravillas, y también yo saldré adelante y me repondré al calor del sol.
  -?Dios lo quiera! -suspiró la madre, que abrigaba muy pocas esperanzas. Sin embargo, puso un palito al lado de la tierna planta que tan buen ánimo había infundido a su hija, para evitar que el viento la estropease. Sujetó en la tabla inferior un bramante, y lo ató en lo alto del marco de la ventana, con objeto de que la planta tuviese un punto de apoyo donde enroscar sus zarcillos a medida que se encaramase. Y, en efecto, se veía crecer día tras día.
  -?Dios mío, hasta flores echa! -exclamó la madre una ma?ana y le entró entonces la esperanza y la creencia de que su ni?a enferma se repondría. Recordó que en aquellos últimos tiempos la peque?a había hablado con mayor animación; que desde hacía varias ma?anas se había sentado sola en la cama, y, en aquella posición, se había pasado horas contemplando con ojos radiantes el jardincito formado por una única planta de guisante.
  La semana siguiente la enferma se levantó por primera vez una hora, y se estuvo, feliz, sentada al sol, con la ventana abierta; y fuera se había abierto también una flor de guisante, blanca y roja. La chiquilla, inclinando la cabeza, besó amorosamente los delicados pétalos. Fue un día de fiesta para ella.
  -?Dios misericordioso la plantó y la hizo crecer para darte esperanza y alegría, hijita! - dijo la madre, radiante, sonriendo a la flor como si fuese un ángel bueno, enviado por Dios.
  Pero, ?y los otros guisantes? Pues verás: Aquel que salió volando por el amplio mundo, diciend ??Alcánzame si puedes!?, cayó en el canalón del tejado y fue a parar al buche de una paloma, donde se encontró como Jonás en el vientre de la ballena. Los dos perezosos tuvieron la misma suerte; fueron también pasto de las palomas, con lo cual no dejaron de dar un cierto rendimiento positivo. En cuanto al cuarto, el que pretendía volar hasta el Sol, fue a caer al vertedero, y allí estuvo días y semanas en el agua sucia, donde se hinchó horriblemente.
  -?Cómo engordo! -exclamaba satisfecho-. Acabaré por reventar, que es todo lo que puede hacer un guisante. Soy el más notable de los cinco que crecimos en la misma vaina.
  Y el vertedero dio su beneplácito a aquella opinión.
  Mientras tanto, allá, en la ventana de la buhardilla, la muchachita, con los ojos radiantes y el brillo de la salud en las mejillas, juntaba sus hermosas manos sobre la flor del guisante y daba gracias a Dios.
  - El mejor guisante es el mío -seguía diciendo el vertedero.
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