</p> “El rey del Mar, de quien yo mis-mo era vasallo, tenía bajo su mando supremo al ejército de los genios que se habían rebelado contra Soleimán ben-Daúd; y me había nombrado je-fe de ese ejército para el caso de que estallara una guerra entre aquél y el se?or formidable de los genios. Y, en efecto, no tardó en estallar tal guerra,2 {( l K3 l. s* t
“Tenía el rey del Mar una hija tan hermosa, que la fama de su belleza llegó a oídos de Soleimán, quien de-seoso de contarla entre sus esposas, envió un emisario al rey del Mar pa-ra pedírsela en matrimonio, a la vez que, le instaba a romper la estatua de ágata, y a reconocer que no hay más Dios que Alah, y que Soleimán es el profeta, de Alah y le amena-zaba con su enojo y su venganza, si no se sometía inmedíatamente a sus deseos.
6 x" Z) ]% {5 `3 K “Entonces congregó el rey del Mar a sus visires Y a los jefes de los genn, y les dijo: “Sabed que Soleimán me amenaza con todo género de cala-midades para obligarme a que le de mi hija, y rompa la estatua que sir-ve de vivienda a vuestro jefe Deasch ben-Alaemasch. ?Qué opináis acerca de tales amenazas? ?Debo inclinar-me a resistir?”
% e( w* Z# j$ w* W2 S" @9 A4 D “Los visires contestaron “?Y que tienes que temer del poder de Solei-mán, ?oh rey nuestro! ?Nuestras fuerzas son tan formidables como las suyas por lo menos, y sabremos aniquilarlas!” Luego encaráronse conmigo y me pidieron mi opinión. Dije entonces: “?Nuestra única res-puesta para Soleimán será dar una paliza a su ernisario!”. Lo cual eje-cutóse al punto. Y dijimos al emi-sario: “?Vuelve ahora para dar cuen-ta de la aventura a tu amo!”
. B# B$ E% o( g. K' W5 @9 } “Cuando enteróse Soleimán del trato infligido a su emisario, llegó al límite de la indignación, y reunió en seguida, todas sus fuerzas dispo-nibles, consistentes en genios, hom-bres, pajaros y animales. Confió a Assaf ben-Barkhia el mando de los guerreros humanos, y a Domriat, rey de los efrits, el mando de todo el ejército de genios, que ascendía a se sesenta millones, y el de los anímales y aves de rapi?a recolectados en todos los puntos del universo y en la islas y mares de la tierra. Hecho lo cual, yendo a la cabeza de tan formidable ejército, Soleimán se dispuso invadir el país de mi soberano el rey del Mar. Y no bien llegó, alineó su ejército en orden de batalla2 h B7 U7 T: \! { n f
“Empezó por formar en dos alas a los animales, colocándolos en líneas de a cuatro, y en los aires apostó a las grandes aves de rapi?a, destinadas a servir de centinelas que descubriesen nuestros movimientos y a arrojarse de pronto sobre los guerreros para herirles y sacarles los ojos. Compuso la vanguardia con el ejército de hombres, y la retaguardia con el ejército de genios; y mantuvo a su diestra a su visir Assaf ben-Barkhia, y a su izquierda a Domriat, rey de los genios del aire. él permaneció en medio, sentado en su trono de pórfido y de oro, que arrastraban cuatro elefantes. Y dio entonces la se?al de la batalla.
; D& U+ Q' w8 Y “De repente, hízose oír un clamor que aumentaba con el ruido de ca-rreras al galope y el estrépito tumul-tuoso de los genios, hombres, aves de rapi?a y fieras guerreras; y reso-naba la corteza terrestre bajo el azo-te formidable de tantas pisadas, en tanto que retemblaba el aire con el batir de millones de alas, y con las exclamaciones, los gritos y los ru-gidos.
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0 ]- V; l* Q$ @7 F “Por lo que a mí respecta, se me concedió el mando de la vanguardia del ejército de genios sometido al rey del Mar. Hice una se?a a mis tropas, y a la cabeza de ellas me pre-cipité sobre el tropel de genios ene-migos que mandaba el rey Domriat. E intentaba atacar yo mismo al jefe de los adversarios, cuando le vi con-vertirse de improviso en una monta-?a inflamada que empezó a vomitar fuego a torrentes, esforzándose por aniquilarme y ahogarme con los des-pojos que caían hacia nuestra parte en olas abrasadoras. Pero me defendí y ataqué con encarnizamiento, ani-mando a los míos, y sólo cuando me convencí de que el número de mis enemigos me aplastaría a la postre, di la se?al de retirada y me puse en fuga por los aires a fuerza de alas. Pero nos persiguieron por or-den de Soleimán, viéndonos por to-das partes rodeados de adversarios, genios, hombres, animales y pájaros; y de los nuestros quedaron extenuados unos, aplastados otros, por las patas de los cuadrúpedos, y precipi-tados otros desde lo alto de los aires, después que les sacaron los ojos y les despedazaron la piel. También a mí alcanzáronme en mi fuga, que duró tres meses. Preso y amarrado ya, me condenaron a estar sujeto a esta columna negra hasta la extin-ción de las edades, mientras que aprisionaron a todos los genios que yo tuve a mis órdenes, los transfor-maron en humaredas y los encerra-ron en vasos de cc.bre, sellados con el sello de Soleimán, que arrojaron al fondo del mar que ba?a las mura-llas de la Ciudad de Bronce. |