</p>-Pues, para mí, la hidroterapia es lo mejor -observó la portuguesa-. La distracción es también un buen remedio. No tardarán en venir a visitarnos las gallinas de al lado; hay entre ellas dos chinas que llevan pantalones; son muy cultas y distinguidas, y además son importadas, lo cual las eleva mucho en mi concepto. ! z8 E8 B! B6 o
Llegaron las gallinas, y con ellas el gallo, el cual estuvo muy cortés y no dijo groserías. ) E q2 x3 P' p6 o+ Y' J9 e
-Es usted un excelente cantor -dijo, iniciando la conversación- y sabe sacar de su voz todo el partido posible, habida cuenta de lo débil que es. Ahora, que, para revelar la virilidad mediante la potencia del canto, le haría falta una fuerza de locomotora. 6 d2 N: ?, a1 v. X8 M
Las dos chinas, al ver al pajarillo, quedaron embelesadas. Por efecto de la ducha recibida estaba el pobrecillo tan desgreñado, que se parecía mucho a un pollito chino.
$ z ]/ h; J# Q/ M) ^-s encantador! -exclamaron, acercándose para entrar en relación con él. Hablaban cuchicheando y en la lengua de la «p», que es la usada por los chinos distinguidos. 6 A! G: `+ ]' c( R& Q2 B, ]
-Nosotras pertenecemos a su especie. Los patos, incluso la portuguesa, son aves acuáticas; seguramente ya lo habrá observado. Usted no nos conoce todavía, pero, uántas relaciones tenemos y cuántos están impacientes por conocernos! Vivimos entre las gallinas, aunque nacimos para ocupar una barra más alta que la mayoría de las demás. Pero dejemos esto. Convivimos con las otras, cuyos principios no son los nuestros, sin meternos con nadie; procuramos ver sólo el lado bueno de las cosas, y hablamos únicamente de las acciones virtuosas, por difícil que sea encontrarlas donde no las hay. Mas hablando con franqueza, aparte nosotras dos y el gallo, no hay nadie en el gallinero que valga nada ni sea honorable. En cuanto a los habitantes del corral de patos, ándese con cuidado. Se lo advertimos, pajarito. ¿Ve aquel derrabado de allá? No se fíe: es falso e insidioso. Aquel de plumas de colores, con un lunar en el ala, es pendenciero, y siempre quiere llevar la razón, a pesar de que no la tiene nunca. Aquel pato gordo de allá habla mal de todo el mundo, lo cual es contrario a nuestro temperamento. Si uno no tiene nada bueno que decir, debe cerrar el pico. La portuguesa es la única que posee cierta cultura y con quien se puede alternar, pero es muy apasionada y habla demasiado de Portugal. ; G3 d; r; T) K- B% @) U# ^0 e
-aya modo de cuchichear esas chinas! -decían algunos patos-. Son unas pesadas; nunca hemos hablado con ellas. 0 W: Z7 c; a: I! j
En esto llegó el marido de la portuguesa, quien cometió la indelicadeza de tomar al pájaro cantor por un gorrión. ; `! x; t. \! }8 E8 J, l: Z0 _+ [
-No veo la diferencia -dijo, cuando se le sacó de su error pero me importa un bledo. Es una niñería; ué más da! ; {- x# j, n. a: f/ R- \: B0 W
-No tome a mal sus palabras -le cuchicheó la portuguesa-. En su profesión es apreciable, y esto es lo principal. Ahora me retiro a descansar; es nuestra obligación, engordar hasta que suene la hora de ser embalsamados con manzanas y ciruelas.
5 a6 t$ m4 j0 t/ @" }) }" q: C% eAsí diciendo, se echó al sol, guiñando el ojo. staba tan bien y tan cómoda! Y durmió a sus anchas. El pajarillo se le acercó a saltitos, estirada el ala herida, y se instaló al lado de su protectora. El sol enviaba su calor confortante; era un lugar ideal. Las gallinas del vecino gallinero, que habían venido de visita, todo era corretear y escarbar; al fin y a la postre, lo que las había traído, era la esperanza de llenarse el buche. Las chinas fueron las primeras en marcharse, y poco después las siguieron las otras. El patito chistoso dijo de la portuguesa que pronto volvería a ser «mamaíta», al oír lo cual los demás soltaron la carcajada.
1 ~( G2 `4 p0 ?" o-s para reventar de risa! -dijeron, y aprovecharon la ocasión para repetirse los chistes anteriores. ué gracioso era aquel pato! Finalmente, los demás se echaron también a dormir. # X5 ?4 k) V2 C0 `
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Llevaban un rato descansando cuando de pronto alguien tiró al corral un cubo de mondaduras. Al ruido que hizo, toda la compañía despertó sobresaltada, con un estrepitoso batir de alas. También la portuguesa despertó, y en su precipitación por poco aplasta al pajarillo. |