-?Uy! -exclamó, pegando un salto atrás-. Ya lo he visto. ?Igual que un sacristán! ?Espantoso!4 m( H: {! h2 L4 _
Lo celebraron con unas copas y se pasaron buena parte de la noche empinando el codo.
' _" [4 p. @- L$ D( U: |$ Q L" u0 b -Tienes que venderme el brujo -dijo el campesino-. Pide lo que quieras; te daré aunque sea una fanega de dinero.
- x% K1 [* |; Q -No, no puedo -replicó Colás-. Piensa en los beneficios que puedo sacar de este brujo.
$ Y5 r1 d* {& u L$ S% V4 L- _ -?Me he encaprichado con él! ?Véndemelo! -insistió el otro, y siguió suplicando.
' L" b8 ?, u6 h) Q -Bueno -se avino al fin Colás-. Lo haré porque has sido bueno y me has dado asilo esta noche. Te cederé el brujo por una fanega de dinero; pero ha de ser una fanega rebosante.) i6 Y, R7 U0 A& B' p( N& \3 z, d
-La tendrás -respondió el labriego-. Pero vas a llevarte también el arca; no la quiero en casa ni un minuto más. ?Quién sabe si el diablo está aún en ella!" e* b& |* _( @2 Y6 @8 a
Colás el Chico dio al campesino el saco con la piel seca, y recibió a cambio una fanega de dinero bien colmada. El campesino le regaló todavía un carretón para transportar el dinero y el arca.
; z6 O2 r. f9 _6 s: X) K -?Adiós! -dijo Colás, alejándose con las monedas y el arca que contenía al sacristán. Por el borde opuesto del bosque fluía un río caudaloso y muy profundo; el agua corría con tanta furia que era imposible nadar a contra corriente. No hacía mucho que habían tendido sobre él un gran puente, y cuando Colás estuvo en la mitad dijo en voz alta, para que lo oyera el sacristán:9 R: s. O6 r4 S. y) z& w6 G8 z! }3 w
-?Qué hago con esta caja tan incómoda? Pesa como si estuviese llena de piedras. Ya me voy cansando de arrastrarla; la echaré al río. Si va flotando hasta mi casa, bien; y si no, no importa.$ q# i5 Q* }. O+ m$ R! C+ m
Y la levantó un poco con una mano, como para arrojarla al río.
2 C( h2 n1 U* _/ t; y7 P# x5 k -?Detente, no lo hagas! -gritó el sacristán desde dentro. Déjame salir primero.
" C; A$ m/ l7 f0 N -?Dios me valga! -exclamó Colás, simulando espanto-. ?Todavía está aquí! ?Echémoslo al río sin perder tiempo, que se ahogue! r( ]/ Q) O: O/ }( R5 I7 L
-?Oh, no, no! -suplicó el sacristán-. Si me sueltas te daré una fanega de dinero.- \8 c6 w2 s2 |0 X
-Bueno, esto ya es distinto -aceptó Colás, abriendo el arca. El sacristán se apresuró a salir de ella, arrojó el arca al agua y se fue a su casa, donde Colás recibió el dinero prometido. Con el que le había entregado el campesino tenía ahora el carretón lleno.& ^) W7 ?8 u9 m1 ]4 I, \6 c7 l4 m
?Me he cobrado bien el caballo? se dijo cuando, de vuelta a su casa, desparramó el dinero en medio de la habitación. ??La rabia que tendrá Colás el Grande cuando vea que me he hecho rico con mi único caballo!; pero no se lo diré?
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