enfurecidas, y les mordían también las patas, para que murieran.' n7 U5 D# T. i6 D
Los flamencos, locos de dolor, saltaban de un lado para otro sin que las& Z* _% L1 s( v! ~; u5 | ?8 C, m: r
víboras de coral se desenroscaran de sus patas. Hasta que al fin,
! z" N. d$ E# N9 P( yviendo que ya no quedaba un solo pedazo de media, las víboras los4 {4 ?. ?1 C" n
dejaron libres, cansadas y arreglándose las gasas de sus trajes de4 ?- d6 ?) J" f
baile.</p>Además, las víboras de coral estaban seguras de que los flamencos
( U) e0 X7 b3 a3 m$ aiban a morir, porque la mitad, por lo menos, de las víboras de coral que8 I" `6 _/ h ^
los habían mordido, eran venenosas.* e; x- _% m( h
Pero los flamencos no murieron, corrieron a echarse al agua, sintiendo
! y% u5 U* L @* ?' ]' h; ~un grandísimo dolor. Gritaban de dolor, y sus patas, que eran blancas,1 D: ?" Z- F# N2 w0 d
estaban entonces coloradas por el veneno de las víboras. Pasaron días
2 I7 p* g+ ~3 n* Gy días, y siempre sentían terrible ardor en las patas, y las tenían
3 O$ g2 w' B' U* T! F/ w7 Vsiempre de color de sangre, porque estaban envenenadas.
% s# k& ^6 q, a* A9 eHace de esto muchísimo tiempo. Y ahora todavía están los flamencos
; ]* l6 e4 S% }6 Wcasi todo el día con sus patas coloradas metidas en el agua, tratando
& y7 Z% G9 ^# tde calmar el ardor que sienten en ellas.
6 E" ^+ T' w; X9 KA veces se apartan de la orilla, y dan unos pasos por la tierra, para ver
! c% y; f3 S) K4 [: X1 vcómo se hallan. Pero los dolores del veneno vuelven en seguida, y
( A' Z, w3 s |' X# w- kcorren a meterse en el agua. A veces el ardor que sienten es tan2 q7 }. e5 r$ g) j, j1 ]9 F" z
grande, que encogen una pata y quedan así horas enteras, porque no- s1 }6 y( B3 r. @+ l
pueden estirarla.4 b! E$ l# I2 |7 V" w
Esta es la historia de los flamencos, que antes tenían las patas blancas4 G9 S9 i n" j
y ahora las tienen coloradas. Todos los pescados saben por qué es, y* b: t, o* x# x6 D# V! d, Y% O
se burlan de ellos. Pero los flamencos, mientras se curan en el agua,: l" \6 \' X M6 F, [" x- `
no pierden ocasión de vengarse, comiéndose a cuanto pescadito se. E% Q" _2 C- O7 M0 H: ]6 {
acerca demasiado a burlarse de ellos.
3 p8 Y" `8 U$ b1 U9 D' I( iEL LORO PELADO; \& V# W, ]" N/ k# F3 U: p
Había una vez una banda de loros que vivía en el monte.& d( ~* G2 _; @+ ?! Q" x
De mañana temprano iban a comer choclos a la chacra, y de tarde
, Y' Y8 d8 n1 r* H( _6 Ocomían naranjas. Hacían gran barullo con sus gritos, y tenían siempre- a4 {1 H* ^3 d3 Y8 I( } d& `* _; F
un loro de centinela en los árboles más altos, para ver si venía alguien.% l4 t) B# I% B
Los loros son tan dañinos como la langosta, porque abren los choclos& Z* E j3 o3 q0 z0 O
para picotearlos, los cuales, después, se pudren con la lluvia. Y como
! Q) b" V H/ f) b: A, s) Kal mismo tiempo los loros son ricos para comer guisados, los peones; q! j- \% X% S! c
los cazaban a tiros.
/ e3 [8 t# M7 E8 T9 L/ IUn día un hombre bajó de un tiro a un loro centinela, el que cayó herido0 x0 [2 S) D$ r' u( x1 ?9 [
y peleó un buen rato antes de dejarse agarrar. El peón lo llevó a la
4 }" [1 ~0 [4 a: L/ C' N$ Wcasa, para los hijos del patrón, los chicos lo curaron porque no tenía+ \: N3 T: R# P+ f' g
más que un ala rota. El loro se curó muy bien, y se amansó0 l! v7 |/ `1 l2 ~$ T
completamente. Se llamaba Pedrito. Aprendió a dar la pata; le gustaba- }! U: V# ?) a
estar en el hombro de las personas y con el pico les hacía cosquillas en- X6 a! R+ E' t8 P% F! d) R, ]
la oreja.
8 M' [) ~) ]+ T* u; ZVivía suelto, y pasaba casi todo el día en los naranjos y eucaliptos del, ]0 f5 N1 m$ M8 h1 Z
jardín. Le gustaba también burlarse de las gallinas. A las cuatro o cinco
6 N* m0 c0 ^) V- [2 lde la tarde, que era la hora en que tomaban el té en la casa, el loro, m8 |2 M/ q1 V* o, @" {
entraba también en el comedor, y se subía con el pico y las patas por el
6 h- L) ^# o, Y5 h6 pmantel, a comer pan mojado en leche. Tenía locura por el té con leche.7 d4 m" W3 U- _! W) s$ N8 R7 H& ]$ n, e0 T
Tanto se daba Pedrito con los chicos, y tantas cosas le decían las; @/ R& \8 n4 \5 v
criaturas, que el loro aprendió a hablar. Decía: "uen día. lorito!..."4 e* O' T% s* o9 b
"ica la papa!..." "apa para Pedrito!..." Decía otras cosas más que
* S) f2 `- {0 I6 ono se pueden decir, porque los loros, como los chicos, aprenden con
5 z) R1 R4 l1 p+ v9 J1 z; k; Y6 ggran facilidad malas palabras.: [* _4 x4 d( j# y1 [, n) c
Cuando llovía, Pedrito se encrespaba y se contaba a sí mismo una8 z3 W m+ t$ N! }. N% q, M e
porción de cosas, muy bajito. Cuando el tiempo se componía, volaba
2 Y7 U n1 |. K" W7 A9 Dentonces gritando como un loco.
5 t+ D7 w d9 z4 @* l4 M1 J* D, ]Era, como se ve, un loro bien feliz, que además de ser libre, como lo Z$ ^% e( b8 L# M( w/ t
desean todos los pájaros, tenía también, como las personas ricas, su
) |$ ^3 J$ ~* E" Nfive o'clock tea.9 N; ~4 `3 g# k: O0 N. ]* i% X
Ahora bien: en medio de esta felicidad, sucedió que una tarde de lluvia2 c! W! \: _9 K* n6 b# X' e8 E
salió por fin el sol después de cinco días de temporal, y Pedrito se puso
/ s; R1 p+ h5 g9 T2 Ha volar gritando:
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4 w. ] O$ k3 Y7 l% d% H# ]-"ué lindo día, lorito!... ica papa!... a pata, Pedrito!..."-y volaba4 J, V$ k2 ]9 `' Y% [
lejos, hasta que vio debajo de él, muy abajo, el río Paraná, que parecía/ F' @' p2 @$ k
una lejana y ancha cinta blanca. Y siguió, siguió, siguió volando, hasta |