-?Harapo! -repitió.% ?+ X4 j+ U6 y. G6 ?4 J ~9 Z2 C
El cuello quedó un poco deshilachado de los bordes; por eso acudió la tijera a cortar los hilos.3 a3 S5 N- l- Z. Q9 B1 g
-?Oh! -exclamó el cuello-, usted debe de ser primera bailarina, ?verdad?. ?Cómo sabe estirar las piernas! Es lo más encantador que he visto. Nadie sería capaz de imitarla.
: i5 e4 a5 x; m' o$ t -Ya lo sé -respondió la tijera.! U) ~- g* M x+ K( V
-?Merecería ser condesa! -dijo el cuello-. Todo lo que poseo es un se?or distinguido, un calzador y un peine. ?Si tuviese también un condado!7 R d! N, Z, D" ?. z8 t+ E
-?Se me está declarando, el asqueroso? -exclamó la tijera, y, enfadada, le propinó un corte que lo dejó inservible.
1 S5 z, N$ u6 u# n. p -Al fin tendré que solicitar la mano del peine. ?Es admirable cómo conserva usted todos los dientes, mi querida se?orita! -dijo el cuello-. ?No ha pensado nunca en casarse?
1 ~# k; @/ n* K, O0 B -?Claro, ya puede figurárselo! -contestó el peine-. Seguramente habrá oído que estoy prometida con el calzador./ K% H) c2 L/ C8 v. I- a- n
-?Prometida! -suspiró el cuello; y como no había nadie más a quien declararse, se las dio en decir mal del matrimonio.
. ^/ E5 Y' V& b; Y2 n9 `+ c' O Pasó mucho tiempo, y el cuello fue a parar al almacén de un fabricante de papel. Había allí una nutrida compa?ía de harapos; los finos iban por su lado, los toscos por el suyo, como exige la corrección. Todos tenían muchas cosas que explicar, pero el cuello los superaba a todos, pues era un gran fanfarrón.1 N5 l8 U: i5 [* K9 L( ?; |
-?La de novias que he tenido! -decía-. No me dejaban un momento de reposo. Andaba yo hecho un petimetre en aquellos tiempos, siempre muy tieso y almidonado. Tenía además un calzador y un peine, que jamás utilicé. Tenían que haberme visto entonces, cuando me acicalaba para una fiesta. Nunca me olvidaré de mi primera novia; fue una cinturilla, delicada, elegante y muy linda; por mí se tiró a una ba?era. Luego hubo una plancha que ardía por mi persona; pero no le hice caso y se volvió negra. Tuve también relaciones con una primera bailarina; ella me produjo la herida, cuya cicatriz conservo; ?era terriblemente celosa! Mi propio peine se enamoró de mí; perdió todos los dientes de mal de amores. ?Uf!, ?la de aventuras que he corrido! Pero lo que más me duele es la liga, digo, la cinturilla, que se tiró a la ba?era. ?Cuántos pecados llevo sobre la conciencia! ?Ya es tiempo de que me convierta en papel blanco!9 R% ]! S9 t' ]/ O3 |. ^
Y fue convertido en papel blanco, con todos los demás trapos; y el cuello es precisamente la hoja que aquí vemos, en la cual se imprimió su historia. Y le está bien empleado, por haberse jactado de cosas que no eran verdad. Tengámoslo en cuenta, para no comportarnos como él, pues en verdad no podemos saber si también nosotros iremos a dar algún día al saco de los trapos viejos y seremos convertidos en papel, y toda nuestra historia, aún lo más íntimo y secreto de ella, será impresa, y andaremos por esos mundos teniendo que contarla. |